Nunca se termina de aprender!...

www.growth.cl


...Mi trabajo es hacer preguntas poderosas…y movilizar a las personas, desde un punto de inercia, de comodidad y confort, a otro espacio, de aprendizaje y nuevas posibilidades...

jueves, 8 de septiembre de 2011

Cada relación es un espejo...


Extracto de la película "Angel-A" 
De Luc Besson

"Every relationship is a mirror".  Deepack Chopra.

Al relacionarte contigo mismo...
¿Con qué ojos te has estado mirando? Los del desinterés, del orgullo, del olvido, los del cariño, los de la recriminación....
¿Qué posibilidades te abre o te cierra mirarte desde allí?
¿En qué has estado contigo mismo?

Y con otros...
En cada relación parece que ensayamos y aprendemos quien somos y quien no. Tanto lo que amamos como lo detestado es reflejado por el otro y es una expresión de nosotros mismos. Entonces me miro al espejo en cada relación y tengo la oportunidad de crecer. Si observo bien, incluso hay relaciones que me enseñan sobre lo que no he sido y puedo llegar a ser.

Lo que me gusta o no me gusta del otro, ¿Cuánto tiene que ver con él? ¿Cuánto conmigo?
¿Tendrá relación con cuanto acepto o no, lo que veo reflejado? 

Si bien, me miro a través de quien soy cuando estoy contigo y esa mirada me permite aprender de mi. Puedo también mirar quien eres en esta relación. Y observar si el estar juntos nos hace bien.

El "otro", con cuáles ojos me mira? los del reclamo, los de la exigencia, los de la admiración, los de la compasión, los de la competencia....
¿Me enciendo o me apago bajo esa mirada?
¿Qué he estado haciendo o he dejado de hacer para ser mirado desde allí? 

¿Esta relación -de amor, de amistad, de trabajo- me permite crecer?
¿Esta relación nos permite crecer juntos o alguien debe morir a costa y sacrificio del otro?
Y si es así... ¿qué puedo hacer?

¿Cuántos años llevas mirándote en ojos ajenos? ¿No será tiempo de empezar a encararte?
Quizá debas mirarte primero a solas en el espejo y preguntar-te: "¿Qué es lo que ves?"
Puede ser peligroso mirarse en el espejo de las relaciones si no has conocido y no le has dado crédito primero a quien estás mirando: a ti mismo.



martes, 6 de septiembre de 2011

El efecto 21.


Como a muchos de ustedes, la tragedia de Juan Fernández me golpeó fuerte. 
Hace meses atrás había quedado impactada y prendida de la obra de Felipe Cubillos luego de leer su vida en una revista. No veo TV, pero cuando más joven no me perdí ni un solo capítulo del "Pase lo que pase" y disfruté de un Camiroaga liviano y juguetón.

Y tuve un fin de semana de mucha pena.... y me asombré de la posibilidad que se dió todo un país de estar tan sintonizado. 

Entonces comenzaron a aparecer las preguntas. 

¿Cuál es la pena?. Mas allá de conectarnos con la muerte y el dolor humano, mas allá de extrañar a los que no veremos mas....
¿Qué sentimos que perdimos?
¿Qué había en ese conjunto de hombres y mujeres, que al morir ellos, sentimos que se desvanecía brevemente en nosotros?

Los denominadores comunes parecen ser varios: la alegría, la solidaridad, la pasión, el "todos por el todos", la felicidad, los sueños. Quizá movilizadores importantes con los que nos identificábamos, los que nos hacían sentido y que sentimos que se escapan con la pérdida de cada uno de ellos...

Me conmovió tanto ver cómo un país entero NUEVAMENTE se conectaba entre si bajo el influjo de la desgracia. ¿Qué hay ahí que nos moviliza tanto?

Quizá nos estaba faltando como país y como seres humanos, conectarnos nuevamente con la vulnerabilidad... esa que de tanto estar en la rabia, en la lucha y defendiendo cada uno su feudo, se nos estaba olvidando. La misma que aparece vestida de tragedia cada vez que necesita recordarnos que cuando vivimos enceguecidos, somos como soldaditos en una maqueta.

Eso tiene la muerte que la hace tan poderosa.... increíble como nos muestra lo sutiles que somos.

¿Cuándo aparece entonces la vida realmente?
La vida  parece aparecer cuando la vivimos con sentido!!! Ahí es nuestra, y no importa lo que pase, parece que hay algo que la muerte no te puede arrebatar! Algo que trasciende. Y aquí recuerdo la imagen de una de las hijas de Felipe Cubillos, serena, con palabras de agradecimiento y esperanza... que mas! si su padre puede ya no estar, pero le enseñó a vivir la vida de una manera radical! Le dijo que entre escoger el éxito y la felicidad, no dudara en escoger la segunda. Un hombre que enseña a su hijo a conectarse con lo que realmente le importa en la vida, ha hecho el mejor regalo. Y trasciende.

Decidí vivirme la pena y tratar de resignificar esta perdida.

Como persona: para no olvidarme que la vida se vive hoy, aquí y ahora! y que los sueños hay que tejerlos, como Cubillos tejió los sueños propios y los de muchos! Para conectarme también con la alegría y liviandad, con el goce, para no olvidarme del servicio, la solidaridad y que "a mi si me importa" el otro!

Como país: para no olvidarnos que unidos hacemos la diferencia, para no olvidar que somos frágiles y que es mejor apoyarnos en el camino, para matizar entre tanta diferencia y apuntar a lo común, lo que suma, lo que nos hace Nación, para pensar más como país que como izquierda o derecha, para vivir el "Kyosei", mas allá de conceptos y colores políticos.

Ese es el efecto 21, lo que 21 personas tan distintas y a la vez tan iguales, generaron en nosotros, conectándonos probablemente con la fragilidad, con la pérdida, con lo que nos importa de la vida, con aquello que saca de la transparencia al "otro", al sufrimiento, a lo impensable. Con mostrarnos que  nada es  imposible (desde los sueños de levantar un país post terremoto, hasta la misma muerte cuando se piensa en  quien parece joven e inmortal) Ahí nos sacude la realidad que nos muestra que no todo es como pensamos....ni como queremos que sea.

Removieron un país entero.
Quizá también lo que nos sacudió ha sido darnos cuenta... lo perdidos que a ratos estamos.


jueves, 1 de septiembre de 2011

Que no despierte el gigante!!!...




El gigante dormido, ese que habita dentro y que por mas dormido que esté, mantiene atemorizados a los dueños de casa.

¿Qué puede ser mas aterrador que vivir con un gigante al cual se ha tildado de "destructivo" "imperioso" "desolador"?

Mantenerlo dormido se ha transformado entonces en un arte, un juego, una jugada necesaria para continuar con el devenir y con lo cotidiano.

En el juego de no despertar al gigante puede parecer útil como estrategia exacerbar el opuesto a la parte dormida. Si mi gigante dormido es mi Pena, moverme en la extrema alegría quizá sea la fórmula aprendida para que esa pena nunca despierte. Si mi gigante dormido es el Miedo, probablemente un actuar temerario o demostrar fortaleza extrema nos parezcan el mejor somnífero.  

La jugada llega en ocasiones a cobrar un carácter evitativo: no lo nombro, no lo reconozco, rehuyo las circunstancias y situaciones en que el gigante aparezca o aquellas que me lo recuerdan, no le permito expresarse, hago como si no lo veo, no lo escucho y no le hablo.

El gigante dormido representa toda parte de mi que no quiero aceptar. Esa parte de mi que prefiero dormida. Toda parte con la cual no he aprendido a relacionarme aún positivamente. Aquella parte de mi que no logro gestionar, o por falta de conocimiento o por haber recreado un juicio particular de ella que no me permite mirarla apreciativamente.  El desgaste que provoca mantenerlo dormido es tremendo, equivalente al de cientos de liliputienses amordazando al titán. Cuanta energía mal gastada...si en algún momento el gigante igual se levantará!

Se me ocurren otros gigantes...el de la Rabia, el de la Culpa, el de la Soberbia, el de la Indiferencia...
Cuáles conoces tu?

El gigante dormido se alimenta y crece dada mi particular forma de relacionarme con el. Crece gigante de tanto probablemente guardar y almacenar aquello que no quiero ver ni escuchar. Es aquella parte entendida como mas oscura en nosotros a la que no le hemos permitido mostrarnos su "para que".

Todos tenemos o hemos tenido uno dentro...
¿Cuál (cuáles) es tu gigante dormido? aquel que no quieres despertar...
Cómo te relacionas con él? ¿te da miedo, te da rabia, te da pena tu gigante....?

Y ... que tanto podría pasar si el gigante despierta?
Será que has exagerado las consecuencias?
No sería mejor dejarlo expresarse... si se ha alimentado tanto tiempo de nosotros... seguro nos conoce bien.

No sea cosa que estemos equivocando al personaje. Y que aquel gigante espeluznante que crees tener ahi dormido sea mas bien el ser grande que hay en ti. He visto miedos transformados en consciencia, culpas transformadas en consideración, rabias transformadas en legitimidad y asertividad, penas transformadas en protección y cuidado por el otro.

Vamos!!! ATREVETE!!!!
Deja que despierte el gigante!!!
Pero despiértalo tu, como a un niño.... cariñosamente...