Nunca se termina de aprender!...

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...Mi trabajo es hacer preguntas poderosas…y movilizar a las personas, desde un punto de inercia, de comodidad y confort, a otro espacio, de aprendizaje y nuevas posibilidades...

jueves, 28 de abril de 2011

Recuerdas las historias que alguna vez te contaron?...

Hace unos días atrás me topé con un pequeño libro (para gente pequeña) titulado "Si tienes un papá mago" de Gabriela Keselman. Una historia en apariencia simple y poco pretenciosa, que habla de la importancia de las palabras y de cómo ellas construyen realidad

Cuenta la historia de un pequeño niño que todas las mañanas antes de partir al colegio recibía de su padre unas palabras mágicas! sus compañeros de clase también recibían palabras, pero no tenían su misma suerte -la de tener un papá mago- y recibían palabras como: "lávate los dientes" (esta mamá era dentista), "tienes que ser el mejor" (este papá era campeón de atletismo) "cuidado al cruzar la calle" (un papá carabinero) etc. Los amigos intrigados por descubrir cuales eran las palabras mágicas que hacían que su amigo estuviera todo el día con una gran sonrisa en el colegio, deciden espiarlo una mañana y cuando llega el momento, escuchan las palabras del papá mago: (simplemente) "que tengas un día feliz!!!"

Sin quererlo, en lo simpático del texto, me fuí buscando en la historia...y me pegué un paseo por mi infancia, buscando y recordando el "discurso familiar", es decir, las historias que "me contaron". El "inocente" libro, no tiene nada de inocente, si mas de algún papá o mamá mientras lo repasaba con su hijo, fué invitado -como yo- a mirar un rato el pasado y conectarse con las palabras a veces mágicas y a veces no tanto, de nuestros queridos padres! 

Conectarnos con nuestro discurso familiar, es conectarnos en gran parte con las explicaciones que nos damos del mundo y de las cosas, conectarnos con cómo entendemos e interpretamos lo que somos, y lo que podemos llegar a ser. Todo cuando decimos a nuestros hijos ( y como lo explicamos también)  marca un hito en lo que será posible o no para ellos. Nos muestra lo que "parece importar", lo que "es deseado", lo que "se valora" lo que se profesa. La profecía autocumplida es un buen ejemplo. Ella termina convirtiéndose en realidad en gran parte por el poder de ponerla en el discurso. 

El niño conoce el mundo de dos grandes maneras: a través de la experimentación (juego, ensayo y error, etc) y a través de la palabra de sus padres (en primera instancia), luego vendrán las palabras de otros significativos y de los pares mas adelante. Pero la primacía que tiene el discurso familiar es grande!!! El habla del sistema de creencias y de valores de nuestros padres, de lo que ellos llamaban "realidad" o "verdad" y que fué por nosotros vivida como tal, habla de lo que representa el mundo para ellos. Si el mundo es vivido como amenazante, el discurso probablemente sea un discurso fóbico, "ten cuidado" "no lo hagas" "es peligroso" "puedes equivocarte"....distinto a que si el mundo es vivido como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje! "confía" "tu puedes" "inténtalo" "veremos que aprendes"

Y si miramos el discurso aún mas atrás, ahí está también la mano (la palabra, mas bien dicho) de nuestros abuelos y todos nuestros antepasados que poco a poco sumaron su grano de arena para construir la historia que encarnamos hoy. 

La unión de una pareja por ejemplo, es la unión de dos historias seguramente muy distintas, que se "entraman" para formar un nuevo discurso. De ahí lo maravilloso de hacer pareja y poder construir una nueva historia para ser contada. Así como desde la biología nuestros hijos tienen un pool genético aportado por ambos padres, lo mismo ocurre en el discurso familiar, son las historias mías y las de mi pareja las que darán forma a las palabras que escucharan y encarnarán nuestros hijos.

Si bien lo que estaba puesto en el discurso de nuestros padres fué importante pues nos constituyó en gran medida, lo que no estaba explícito es importante también. El silencio (la omisión) con respecto a ciertos temas es también discurso! y nos habla de aquello que de alguna manera u otra tuvo quizá una fuerte importancia, solo que fué silenciado por X razones: por miedo, por no saber como expresarlo (ponerlo en el discurso), por constituir tabú, o por formar parte de lo no deseado, o quizá solo por no estar dentro de los intereses o preocupaciones de esos padres. Mirarlo, es un regalo! 

Hoy quiero dejarles algunas preguntas que los llevarán a las puertas de su discurso familiar. Agradezco a Elisa Rillón quién nos regaló estas preguntas durante un bello ejercicio en nuestro proceso de formación como Coaches :

¿Cuáles eran las conversaciones que se tenían en tu casa?
¿De que no se podía hablar?
¿Que se decía del sexo, del dinero, del trabajo, de la enfermedad, de la condición social, de valores, del género...?
¿Cuales eran los secretos familiares?
¿Había Héroes en tu familia, que se decía de ellos?
¿Cuáles eran las frases o refranes que creciste escuchando?
¿Qué historias se contaban?

Te invito a mirar ahora, que palabras le estás regalando a tus hijos... cuánto de tu propio discurso familiar revive hoy en tu discurso hacia tus hijos....que discurso has tejido tu y tu pareja....es una super conversación para tener de a dos!

Al final...que te importa de la vida? será bueno quizá ponerlo en palabras! Como decía Huidobro:

"Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra; el adjetivo, cuando no da vida, mata."

Pero no olvides también que hay otro discurso que sin palabras es igualmente poderoso! es el "discurso del cuerpo". Las caricias y lo que expresamos con nuestro cuerpo también será un legado que dejaremos a nuestros hijos... te has mirado al espejo últimamente? Esos gestos que tanto repites y que están tan marcados en ti, algún día te sorprenderá  verlos en sus cuerpos y sus caritas también!

miércoles, 13 de abril de 2011

Reivindicando el poder de la liviandad


Exigencia...control...esfuerzo...manejo...certeza...deber ser... entre otras, son palabras que en ocasiones no parecen dejar mucho espacio para el fluir natural de las cosas. 

El esfuerzo en ocasiones desmedido que ponemos en algo, en algunas circunstancias ayuda y en otras no. 

Si miramos a primera vista estas palabras, parecen ser condiciones en extremo necesarias para que las cosas "resulten" o "salgan bien", pero como tantas otras cosas en la vida, exacerbarlas y redundar en ello puede alejarnos de un buen resultado. Cuando estás con el foco puesto 100% en ellas, quizá te olvides de quien eres mientras ejecutas camino al objetivo. 

Parece ser que no solo el resultado es importante! el camino también lo es.

Observa tu entorno. ¿Cuáles son los costos que pagas en tu trabajo por llegar a esa meta, por cumplir ese objetivo tan demandante, por vender a toda costa ese producto, por cumplir la cifra, etc.? 

¿Cuanto de ti se pierde en el camino de la exigencia?
¿Que espacio le estás dejando a tu espontaneidad? 
¿Me doy la oportunidad de hacer las cosas de una manera distinta?
¿Cuanto nuevo aprendo si solo me muevo en la certeza?


Si tienes personas a cargo...¿cuántos "heridos" vas dejando en el camino? ¿has podido advertir si entre esos, estás tu?
¿Cuántas relaciones maleaste mientras concentrabas todas tus fuerzas en lo que deseabas alcanzar?
El foco puesto en el logro, ¿de que otros focos te aleja?

Parece ser que mientras caminamos hacia el mismo objetivo, con una cuota de liviandad puesta en el proceso....algo nuevo parece gestarse, el entorno se vuelve agradable, en él, las personas comienzan a cooperar y ya no a seguirte como rebaño. Algo en ti probablemente se sienta diferente. Las verdaderas capacidades se quieren mostrar, se atreven a aparecer tus talentos, tu creatividad toma su lugar, lo que era pesado se vuelve una pluma, y hasta el cuerpo te lo agradece!

Si no lo ves todavía, recuerda alguna circunstancia en que hayas tratado de forzar las cosas y observa. 
¿Volverías a hacerlo al cien por ciento de la misma manera?