Nunca se termina de aprender!...

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...Mi trabajo es hacer preguntas poderosas…y movilizar a las personas, desde un punto de inercia, de comodidad y confort, a otro espacio, de aprendizaje y nuevas posibilidades...

viernes, 7 de septiembre de 2012

EN LA VIDA...COMO EN EL SURF...


Tomo esta foto prestada (con permiso) de un amigo, Victor Peña, desde su facebook, movida por el valor que representa la imagen. 

Justamente ayer en una jornada de trabajo en el Cajón del Maipo, comentaba con mi equipo cuanto me gusta el mar y a la vez el miedo que le tengo. Si fuese 100 veces mas valiente seguro habría intentado surfear alguna vez! Pero olas... no solo hay en el mar.

En algún momento visualicé la semejanza de este bello deporte con un proceso personal de Coaching... enfrentarse a la ola es a veces enfrentarse a nuestros propios miedos.

Tener la experiencia de estar en pleno revolcón bajo el agua, sería como le llamamos en coaching habitar "el vientre de la ballena"... en ocasiones surfear la gran ola, también lo sería... la experiencia de surfear un desafío en la vida es probablemente similar a la mezcla de emociones que llevan al cuerpo del surfista a hacer de la tabla una extensión de él. Hombre, tabla y ola como uno solo.... fluyendo.

La analogía me parece total y poderosa! Haciendo referencia al Wu Wei de la filosofía Taoísta, hay ciertas cosas sobre las cuales no podemos intencionar mucho esfuerzo, pues si así lo hacemos, parece que desvirtuamos el fluir natural que lo saca de ser la danza que puede ser. Eso nos ocurre tanto en lo interno, como en nuestra interacción con el mundo y las personas. Seguro el surfista no puede dibujar a su antojo su recorrido, necesita tomar el pulso a la ola que lo sostiene, moverse EN y CON ella. Si el pretendiese "controlar" siempre la ola, estaría perdido. A ratos el lleva la danza... a ratos la ola se impone...es en esa conexión donde aparece la maestría del surfista. A esta habilidad le llamamos "escuchar" el entorno o el contexto y en especial escucharnos a nosotros mismos!.  

Dejar que la vida se manifiesta en ocasiones tal y como viene, CONFIAR en ella, no implica no hacer nada. A veces el mejor "hacer" es simplemente seguir su curso fluyendo con la flexibilidad necesaria para ser protagonistas a la misma vez.

Y en los momentos en que el mar está calmo, sentarnos sobre nuestra tabla a mirar. Como decimos en coaching "subirnos al balcón" por un rato, contemplarnos en la acción y contemplar lo que se viene y como se viene. Es la misma habilidad de mirar con perspectiva, la del surfista que espera la serie de olas, atento, graduando, observante... en esa observación el hombre sentado en su tabla está APRENDIENDO. También lo hace cuando se observa y sabe que está a punto de caer, entonces se lanza al agua cuidando de no salir dañado.

Mirar nuestras fortalezas internas y los recursos con que contamos para hacer frente a los desafíos, implica también tomar distancia de ellos para prepararnos. En nuestra vida, un gran momento para detenernos a observar es a veces en pleno revolcón, cuando creemos que nos estamos ahogando... tener ahí la habilidad para salirnos del agua, respirar profundo y observar (muchas veces ayudado por un otro) nos permite ver aquello que por la excesiva cercanía estamos imposibilitados de ver. 

Y así como el surfista tiene el coraje de surfear la gran ola, decidir surfear o no algunas olas personales es también tener coraje. En el mar, el que no se cuida, sabe que puede morir. Cuidarnos también implica redimensionar tantas veces como sea necesario que tan preparado estoy para decir en este momento: esta...decido correrla!!!

Y a propósito.... tu en que ola estás?



miércoles, 28 de marzo de 2012

Del paradigma de la Diferencia al paradigma de la Diversidad


Luego de la muerte de Daniel Zamudio un país entero parece despertar, unos tras la pena, otros tras la rabia y otros tantos bajo un fuerte cuestionamiento que nos hacemos como sociedad. 
Hemos estado sosteniendo un paradigma tuerto y medio cojo que habla por un lado de respeto -a medias-  y no se averguenza de guardar distancia con lo que no califica como "un igual".

¿Qué nos pasa con aquello (o aquellos) que evaluamos como "diferente"?
¿Que parte del Yo parece diluírsenos cuando estamos frente a alguien que no comparte nuestras ideas o nuestra filosofía de vida?
¿Para qué necesitamos la uniformidad de emoción, pensamiento o acción?

Seguro no ha sido facil desempolvarse las historias y creencias entregadas o por nuestros padres o nuestros credos, para mirar un poco mas allá y detenerse a observar que incluso mas allá de los aprendido, mas allá de lo supuestamente "malo o bueno", "correcto o incorrecto" o en aquel que parece diferente, siempre habrá una Persona, un Ser Humano. 

Supuestamente nuestra generación ya no discute en torno a eso, por eso quizá parece tan aberrante el crimen cometido. Pues parece bestial olvidar que por sobre todo acto o condición está la dignidad Humana.
Lo mismo creo para quienes hablan de pena de muerte en estos días... ¿nos es acaso dar con la misma mano?

Creo que estamos todavía presos entre dos paradigmas...pero confío que en tránsito.

Desde el paradigma de la diferencia, aún hablamos de tolerancia...
En el paradigma de la Diversidad quizá hablemos de respeto o aceptación

Desde el paradigma de la Diferencia aún hay una única verdad que cuenta... la mía...
en el de la Diversidad hay múltiples perspectivas y percepciones del mundo y de las cosas

Desde el paradigma de la Diferencia, aquello que es distinto, molesta, incomoda, asusta, aleja...
en el de la diversidad lo que no es igual enriquece, nutre, acopla o te muestra una nueva realidad de la cual aprender de la vida

Desde el paradigma de la Diferencia operamos aún en lo impositivo, desde el "deber ser", del cómo deben y no deben ser las cosas 
En el paradigma de la Diversidad nos movemos bajo la lógica del descubrimiento, nos conectamos con el aprendizaje en crudo... hay probablemente algo que está en ti y no está en mi y desde ahí aprendo

Quienes creen que habitar el paradigma de la Diversidad significa necesariamente ser, pensar, sentir y actuar igual que aquello "diferente" que aceptas, parecen estar mas bien bajo el paradigma de la diferencia, nuevamente tratando de igualar.

Desde el paradigma de la diferencia queremos entenderlo todo, explicarlo, medirlo, comprenderlo...
el de la diversidad no exige tanta tonta "sapiencia", apela a la conexión mas que al conocimiento experto

El paradigma de la diferencia tiene una doble faz, algo así como víctima-victimario, discriminador y discriminado....
La diversidad no entiende esa polaridad pero juega a desafiarte bidireccionalmente!: ¿cómo convivo sin discriminar con aquel que me discrimina? 

Me he estado preguntando, cuál paradigma habito....
Te has preguntado...¿Cuál habitas tu?

Si alguna vez has tenido la suerte de aprender algo de alguien que no calzaba en tu paradigma, y la suerte de descubrir en esa persona al ser humano que hay detrás del rótulo o la etiqueta que alguna vez pusiste... has tocado al menos con la punta de tus dedos el umbral de un cambio de mentalidad.