Nunca se termina de aprender!...

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...Mi trabajo es hacer preguntas poderosas…y movilizar a las personas, desde un punto de inercia, de comodidad y confort, a otro espacio, de aprendizaje y nuevas posibilidades...

martes, 4 de enero de 2011

Del niño y el NO niño...


Después de lo que se quedó en el aire y EN MI luego de una sesión de Coaching, subo un cuadro de Kandinsky a mi perfil, lleno de color y con toques de infancia.


Mientras lo miro, pienso en escribir... y un amigo coloca en su estado en Facebook:

¿Eres el mismo niño o te han cambiado?
La estupidez humana no torcerá tu vida
Ningún ser de mala estrella te cambiará la tuya
Ninguna alma banal hará tu vida oscura.....

Vicente Huidobro.

La frase me llama! Es curioso ver como se conecta con lo que estaba pensando. Estaba en ese instante preguntandome:

¿En que momento se pierde al niño? ese que supuestamente llevamos dentro....
¿En que momento decidimos dejar al niño fuera?
¿En que momento el No niño se toma nuestra vida?
¿Que acaso no hay momentos donde el niño es necesario?

Justo ayer miraba a mi hijo jugar mientras esperaba la comida. Con que liviandad, con que espontaneidad un tenedor se convierte en un tren.

Y con cuanta rigidez... hemos dejado de ver trenes en los tenedores!!!!.

Mi amigo escribe el poema en su estado mientras escucha la música de Philip Glass de la película Kundun de Scorsese. La película muestra como en 1937 un niño tibetano es elegido por un grupo de monjes para representar a su pueblo y convertirse en el decimocuarto Dalai Lama, la más alta figura del budismo en el Tibet. El niño, de dos años, es arrebatado a su familia y llevado al palacio de Potala para ser educado y preparado para asumir el liderazgo político y espiritual.

Lejos de lo que la película quiere representar : yo me pregunto:

¿Cual es el precio que hemos debido pagar por exiliar al niño para convertirnos en adultos cargados de responsabilidades muchas veces autoimpuestas?

3 comentarios:

Rodrigo Silva Ortúzar dijo...

La invitación entonces, es a reencontrarse y dialogar con nuestro niño interior; él/ella posee muchísima información sobre nosotros, que como adultos, hemos olvidado.

Maricel Chinchón Romo dijo...

Seguro Rodrigo!
Incluso creo que conoce cosas que el adulto que somos no ha descubierto... y solo en la vivencia del niño que somos podremos decubrir. Cuantas veces nos hemos asombrado de nosotros haciendo cosas que no se conjugan con nuestros paradigmas adultos y los resultados son sorprendentemente buenos! un ejemplo de esto es la creatividad.

Maricel Chinchón Romo dijo...

Pero mas allá de ello, hay algo en la capacidad de goce y disfrute del niño que vamos perdiendo con el tiempo...y esa es una pérdida que nos quita luz y brillo....